Meditaciones by Marco Aurelio

Meditaciones by Marco Aurelio

autor:Marco Aurelio [Marco Aurelio]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Clásico
ISBN: 9788437619316
publicado: 2010-11-10T23:00:00+00:00


LIBRO VIII

1. También eso te lleva a desdeñar la vanagloria, el hecho de que ya no puedes haber vivido tu vida entera, o al menos la que transcurrió desde tu juventud, como un filósofo; por el contrario, has dejado en claro para otras muchas personas, e incluso, para ti mismo que estás alejado de la filosofía. Estás, pues, confundido, de manera que ya no te va a resultar fácil conseguir la reputación de filósofo. A ello se oponen incluso los presupuestos de tu vida. Si en efecto has visto de verdad dónde radica el fondo de la cuestión, olvídate de la impresión que causarás. Y sea suficiente para ti vivir el resto de tu vida, dure lo que dure, como tu naturaleza quiere. Por consiguiente, piensa en cuál es su deseo, y nada más te inquiete. Has comprobado en cuántas cosas anduviste sin rumbo, y en ninguna parte hallaste la vida feliz, ni en las argumentaciones lógicas, ni en la riqueza, ni en la gloria, ni en el goce, en ninguna parte. ¿Dónde radica, entonces? En hacer lo que quiere la naturaleza humana. ¿Cómo conseguirlo? Con la posesión de los principios de los cuales dependen los instintos y las acciones. ¿Qué principios? Los concernientes al bien y al mal, en la convicción de que nada es bueno para el hombre, si no le hace justo, sensato, valiente, libre; como tampoco nada es malo, si no le produce los efectos contrarios a lo dicho.

2. En cada acción, pregúntate: ¿Cómo es ésta respecto a mí? ¿No me arrepentiré después de hacerla? Dentro de poco habré muerto y todo habrá desaparecido. ¿Qué más voy a buscar, si mi presente acción es propia de un ser inteligente, sociable y sujeto a la misma ley de Dios?

3. Alejandro, César y Pompeyo ¿qué fueron en comparación con Diógenes, Heráclito y Sócrates? Éstos vieron cosas, sus causas, sus materias, y sus principios guías eran autosuficientes; pero aquéllos, ¡cuántas cosas ignoraban, de cuántas cosas eran esclavos!

4. Que no menos harán las mismas cosas, aunque tú revientes.

5. En primer lugar, no te confundas; pues todo acontece de acuerdo con la naturaleza del conjunto universal, y dentro de poco tiempo no serás nadie en ninguna parte, como tampoco son nadie Adriano ni Augusto. Luego, con los ojos fijos en tu tarea, indágala bien y teniendo presente que tu deber es ser hombre de bien, y lo que exige la naturaleza del hombre, cúmplelo sin desviarte y del modo que te parezca más justo: sólo con benevolencia, modestia y sin hipocresía.

6. La misión de la naturaleza del conjunto universal consiste en transportar lo que está aquí allí, en transformarlo, en levantarlo de aquí y llevarlo allá. Todo es mutación, de modo que no se puede temer nada insólito; todo es igual, pero también son equivalentes las asignaciones.

7. Toda naturaleza está satisfecha consigo misma cuando sigue el buen camino. Y sigue el buen camino la naturaleza racional cuando en sus imaginaciones no da su asentimiento ni a lo falso ni a lo



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